Afortunadamente, cuando los trabajos ya están hechos quedan lejos los dolores de cabeza, los “tira y afloja” y queda, sobre todo, la viva impresión de haber trabajado con un equipo técnicamente bien preparado, entusiásticamente capaz de resolver cualquier emergencia en todo aquello que pueden llegar a ser los montajes efímeros, las exposiciones, las instalaciones. Una buena dosis de preparación técnica, tres o cuatro cucharadas de experiencia, unas cuantas gotas de valentía y un rayo de humanidad cordial me parecen los ingredientes del BEC-cóctel, que ya querrían saber prepararlo en el mismísimo Boadas.